jueves, 20 de febrero de 2014
miércoles, 19 de febrero de 2014
Biografía y características de "Hijos de la ira"
Todo el vídeo es muy interesante, pero en especial a partir del minuto 6.
Dámaso Alonso. ANTOLOGÍA POÉTICA ESPAÑOLA.
Dámaso Alonso
1.
Biografía
Nació en 1898.
Fue catedrático universitario, y ha influido considerablemente en las
generaciones posteriores de filólogos.
Es una figura controvertida, en
cuanto a la adscripción, de la Generación del 27.
No se exilió tras la Guerra Civil.
Su libro más importante es Hijos de
la ira.
Fue un poeta a rachas.
2.
Hijos de la ira
Se publicó en 1944.
Es el máximo exponente de la poesía desarraigada; este tipo de poesía es
una manifestación del inconformismo del poeta, que se plañe y vive con angustia
el caos, el odio, el dolor y el sinsentido del mundo.
Hijos de la ira tiene un importante componente existencial. El poeta se pregunta cuál es el
sentido de nuestra vida y califica la vida humana como mísera.
Los poemas están escritos en versículos (es decir, son poemas escritos en
prosa; no hay rima) apasionados. El ritmo se consigue gracias a la combinación
de los vocablos. Alonso imita el ritmo de los salmos bíblicos. Se utilizan
palabras y giros antipoéticos dentro de un estilo vehemente.
Hijos de la ira se aparta de la denominada “poesía pura”,
aunque algunas metáforas o imágenes utilizadas nos recuerden al
surrealismo.
Insomio, de Hijos de la ira (1944)
Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las
últimas
estadísticas).[1]
A veces en la noche yo me
revuelvo y me incorporo en
Este nicho en el que hace 45 años que me pudro[2],
y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar
los perros, o fluir blandamente la luz de la luna.
Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladran-
do como un perro enfurecido,
fluyendo como la leche
Y paso largas horas preguntándole
a Dios, preguntán-
dole por qué se pudre lentamente mi
alma[5],
por qué se pudren más de un millón de cadáveres en
esta ciudad de Madrid,
por qué mil millones de cadáveres se pudren lenta-
mente en el mundo.
Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podre-
dumbre?
¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día,
las tristes azucenas letales de tus noches?[6]
Actividades
1. ¿Con qué reiteradas comparaciones nos revela el poeta el devastador
alcance que el inicio de la posguerra española y la segunda guerra mundial tuvo
sobre él?
2. En los versos 3 y 4, ¿con qué estructuras paralelísticas y violentas
imágenes advertimos el impacto emocional que recibió el poeta? ¿Achaca a Dios
alguna responsabilidad ante tanta desolación? ¿Qué sentimiento embarga al
autor?
3. Delimita el tema y la estructura del texto. ¿Qué línea poética
representa?
4. Identifica algunos motivos románticos que afloran en el poema mezclados
con imágenes surrealistas.
5. Determine la función sintáctica de las palabras en negrita.
6. ¿Cuál es la modalidad oracional de los dos primeros versículos?
7. Comente los procedimientos estilísticos del poema
compuso este poema.
[2] El poeta tiene en esos momentos 45 años.
interpretarse como la visión de una existencia enfermiza y falta de
vitalidad, la de una sociedad
atenazada,
alienada y determinada por la muerte y el dolor.
[5] Es importante este oxímoron temáticamente porque el alma, al ser
la parte incorpórea, no se puede pudrir
sombrío, existencial y metafísico al poema, cuyo título nos desvela la
pesadilla terrible que es
la existencia para
el poeta.
Jorge Guillén. ANTOLOGÍA POÉTICA ESPAÑOLA. SIGLO XX
ANTOLOGÍA POÉTICA ESPAÑOLA. SIGLO XX
Nota: la información que se da sobre los autores y obras
es la mínima, y los alumnos deberían complementarla con las explicaciones de
clase y ampliarla mediante la consulta bibliográfica o digital (contrastada). Los
datos aparecen adrede de forma esquemática y un tanto descohesionada para que
cada alumno los reelabore según sus conocimientos y experiencias.
Jorge Guillén
Biografía
Nació en
Valladolid en 1893 y murió en 1984 en Málaga
Fue profesor
universitario en París, Oxford, Sevilla, Murcia y los Estados Unidos.
Miembro de la
Generación del 27.
Estilo de su
poesía
Se lo define a menudo como un poeta “intelectual”, aunque su poesía parte
a menudo del goce sensorial, de la plenitud vital, porque Guillén extrae sentimientos
e ideas universales de estas experiencias concretas (es decir, llega a
conclusiones generales y universales sobre momentos concretos).
Su poesía se caracteriza por presentar un lenguaje muy elaborado,
sintético, condensado. Su poesía requiere un esfuerzo intelectual por parte del
lector no por la forma, que aparentemente es sencilla, sino por su densidad.
Unidad de su obra
Guillén concibió su obra como un todo, de manera que todos sus libros han
quedado englobados en el título Aire
nuestro. Su poesía presenta los siguientes ciclos:
1.
Cántico: en su primera
edición constaba de 75 poemas (1928) y en la versión definitiva (1950) de 300.
Durante muchos años fue el único libro del poeta. Su título debe recordarnos al
“Cántico espiritual” de San Juan de la Cruz. En ambos casos el vocablo
“cántico” connota la idea de “acción de gracias” o “alabanza”. Cántico
es un libro jubiloso, optimista, una
celebración entusiasta de la vida, y el poeta se complace al contemplar todo lo
creado. “El mundo está bien hecho”, dirá. Guillén cantará al amanecer, al
mediodía, a la plenitud; el amor será visto como el momento y el sentimiento
culminante de la existencia y se percibirá y hablará de la muerte de manera
serena.
2. Clamor: el libro se compuso entre 1950
y 1963. Su título nos informa del sentimiento que lo invade. El poeta desea
protestar de forma constructiva y positiva ante las injusticias y miserias del
mundo (persecuciones, guerras, terror atómico, etc.) Son poemas, que desde el
testimonio, dan fe del mal en todas sus formas.
3.
Homenaje: publicado en 1967. Recoge poemas que recrean
diversos personajes históricos.
Guillén publicó además Y otros
poemas (73) y Final (82)
Actividades
1.
Resuma brevemente el poema.
2.
Resuma el tema del poema en un sintagma.
3. En los
versos 41-44 se puede localizar la tesis. Identifícala, cópiela y coméntela.
4. Analice la métrica de la
sección cuarta del poema.
5. Compare los contenidos de la primera estrofa y de la
última. ¿Qué tipo de estructura confiere al poema?
6. Copie a continuación ejemplos de las
siguientes figuras retóricas utilizadas en el poema:
Anáfora:
Asíndeton:
Polisíndeton:
Hipérbaton:
Metáfora:
8. Comente el estilo del poema
10. Determine la función sintáctica de
los constituyentes marcados en negrita en el poema.
11. Determine
la categoría gramatical de las palabras subrayadas.
12. ¿Qué función del lenguaje predomina en
este poema? Justifique su respuesta.
13. Determine si predominan las oraciones
simples o compuestas en la primera sección.
Más allá (Cántico, 1928)
(El alma vuelve al cuerpo,
se dirige a los ojos
y choca) - ¡Luz! Me invade
todo mi ser. ¡Asombro!
Intacto aún, enorme,
rodea el tiempo... Ruidos
irrumpen. ¡Cómo saltan
sobre los amarillos
todavía no agudos
de un sol hecho ternura
de rayo alboreado
para estancia difusa,
mientras van presentándose
todas las consistencias
que al disponerse en cosas
me limitan, me centran!
¿Hubo un caos?
Muy lejos
de su origen, me brinda
por entre hervor de luz
frescura en chispas. ¡Día!
Una seguridad
se extiende, cunde, manda.
el esplendor aploma
la insinuada mañana.
Y la mañana
pesa,
vibra sobre mis ojos,
que volverán a ver
lo extraordinario: todo.
Todo está concentrado
por siglos de raíz
dentro de este minuto,
eterno y para mí.
Y sobre los instantes
que pasan de continuo
voy salvando el
presente,
eternidad en vilo.
Corre la sangre, corre
con fatal avidez.
a ciegas acumulo
destino: quiero ser.
Ser, nada más. Y basta.
Es la absoluta
dicha.
¡Con la esencia en silencio
tanto se identifica!
¡Al azar de las suertes
únicas de un tropel
surgir entre los siglos,
alzarse con el ser,
Y a la fuerza fundirse
con la sonoridad
más tenaz: sí, sí, sí,
la palabra del mar!
Todo me comunica,
vencedor, hecho mundo,
su brío para ser
de veras real, en triunfo.
Soy, más: estoy. Respiro.
Lo profundo es el aire.
La realidad me inventa,
soy su leyenda. ¡Salve!
II
No, no sueño. Vigor
de creación concluye
su paraíso aquí:
penumbra de costumbre.
Y este ser implacable
que se me impone ahora
de nuevo –vaguedad
resolviéndose en forma
de variación de almohada,
en blancura de lienzo,
en mano sobre embozo,
en el tendido cuerpo
que aun recuerda los astros
y gravita bien– este
ser avasallador
universal, mantiene
también su plenitud
en lo desconocido:
un más allá de veras
misterio, realísimo.
III
¡Más allá! Cerca de veces,
muy cerca, familiar
alude a unos enigmas.
Corteses, ahí están.
Irreductibles, pero
largos, anchos, profundos
enigmas –en sus masas.
Yo los toco, los uso.
Hacia mi compañía
la habitación converge.
¡Qué de objetos! Nombrados,
se allanan a la mente.
Enigmas son aquí
viven para mi ayuda,
amables a través
de cuanto me circunda
sin cesar con la móvil
trabazón de unos vínculos
que a cada instante acaban
de cerrar su equilibrio.
IV
El balcón, los cristales,
unos libros, la mesa.
¿Nada más esto? Sí,
maravillas concretas.
Material jubiloso
convierte en superficie
manifiesta a sus átomos
tristes, siempre invisibles.
Y por un filo escueto,
o al amor de una curva
de asa, la energía
de plenitud actúa.
¡Energía o su gloria!
En mi dominio luce
sin escándalo dentro
de lo tan real, hoy lunes.
Y ágil, humildemente,
la materia apercibe
gracia de Aparición:
esto es cal: esto es mimbre.
V
Por aquella pared,
bajo un sol que derrama,
dora y sombra claros
caldeados, la calma
soledad varía.
Sonreído va el
sol
por la pared. ¡Gozosa
materia en relación!
Y mientras, lo más alto
de un árbol –hoja a hoja
soleándose, dándose,
todo actual– me enamora.
Errante en el verdor
un aroma presiento,
que me regalará
su calidad: lo ajeno,
lo tan lejano que es
allá en sí mismo. Dádiva
de un mundo irremplazable:
voy a por él a mi alma.
VI
¡Oh perfección! Dependo
del total más allá,
dependo de las cosas.
Sin mi son y ya están
Proponiendo un volumen
que ni soñó la mano,
feliz de resolver
una sorpresa en acto.
Dependo en alegría
de un cristal de balcón,
de ese lustre que ofrece
lo ansiado a su raptor,
y es de veras atmósfera
diáfana de mañana,
un alero, tejados,
nubes allí, distancias.
Suena a orilla de abril
el gorjeo esparcido
por entre los follajes
frágiles. (Hay rocío.)
Pero el día al fin logra
rotundidad humana
de edificio y refiere
su fuerza mi morada.
Así va concertando,
trayendo lejanías,
que al balcón por países
de tránsito deslizan.
Nunca separa el cielo.
Ese cielo de ahora
–aire que yo respiro–
de planeta me colma.
¿Dónde extraviarse, dónde?
Mi centro es este punto:
cualquiera. ¡Tan plenario
siempre me aguarda el mundo!
Una tranquilidad
de afirmación constante
guía a todos los seres,
que entre tantos enlaces
universales, presos
en la jornada eterna
bajo el sol quieren ser
y a su querer se entregan
fatalmente, dichosos
con la tierra y el mar
de alzarse a lo infinito:
un rayo de sol más.
Es la luz del primer
vergel, y aún fulge aquí,
ante mi faz, sobre esa
flor, en ese jardín.
Y con empuje henchido
de afluencias amantes
se ahínca en el sagrado
presente perdurable
toda la creación,
que al despertarse un hombre
lanza la soledad
a un tumulto de acordes.
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